2010: PEDIDOS DE JUSTICIA
La muerte a edad temprana genera una ausencia omnipresente en su entorno. Ese fue el disparador primario del Necrodrama, que se consolidó como Ciclo luego de tres ediciones anuales consecutivas. En muchas ocasiones, esa muerte se produce en condiciones violentas a manos de un tercero. Muchas de ellas se transforman en causas judiciales. Muchas de esas causas, se eternizan en los pasillos de Tribunales, sin encontrar jamás una salida, o encontrando una veta aún más oscura. Cuando un proceso judicial se estanca en una cadena de impunidades, muchos hablan de una segunda muerte. Muchos de esos casos se vuelven bandera, y algunos, hasta organizaciones sociales. La cuarta edición del Ciclo Necrodrama se sostuvo en dos muertes sucedidas hace dos décadas y que, luego de innumerables idas y vueltas judiciales y algunas consecuencias políticas, aún continúan impunes.
María Soledad Morales, en Catamarca. Sergio Schiavini en Buenos Aires.
Dos vidas interrumpidas a principios de los ’90, que fueron el origen de las llamadas Marchas del silencio, y de la Comisión de Familiares de Víctimas (COFAVI), respectivamente.
Ambos inauguraron en el 2010 un formato: el Pedido de Justicia. La estructura del ciclo, y la esencia performática se orientaron al servicio de la justicia social y la activación de la memoria, con la presencia en escena de las madres de las víctimas. La muerte de María Soledad Morales abrió el debate nacional sobre la trata de blancas, los hijos del poder y los sistemas feudales. Sergio Schiavini fue el saldo mortal de un fuego cruzado entre asaltantes y policías, en la confitería Dalí de Lomas de Zamora. Uno de los delincuentes lo tomó como escudo y Sergio fue ultimado por las balas de los oficiales.